Posteado por: coserycantar | enero 12, 2010

pero… ¡si lo han dicho en la tele!

Al empezar a leer el texto de Julio Cesar Pintos, una de las primeras frases que me vino a la mente fue la de ‘¡si lo han dicho en la tele será verdad!’. Y eso me llevó a recordar el episodio de Orson Welles y su retransimisón de ‘La Guerra de los Mundos’ allá en el año 1938, cuando hizo creer a gran parte de sus radioyentes que estaban siendo atacados por naves espaciales y sometidos a una lluvia de meteoritos; creando oleadas de pánico e histeria entre los habitantes de Nueva York y Nueva Jersey.

La mayoría de nosotros tenemos la idea de que en la actualidad estamos mucho más desarrollados intelectualmente que a estas alturas del siglo pasado; pero probablemente no sería muy difícil hacer creer a gran parte de la población que están siendo víctimas de un ataque extraterrestre o similar. Eso sí, solo si fuese retransmitido por televisión, intenet y bluetooth.

Considero que la mayoría de nosotros no somos críticos con la información que recibimos porque no sabemos serlo. Estamos acostumbrados a que nos lo den todo masticado y nos falta costumbre en una parte fundamental: la digestión. Y eso es porque no es un mecanismo automático, si no un proceso que nos requiere cierto esfuerzo analítico y de comprensión al que no estamos acostumbrados, que no nos han enseñado a llevar a cabo.

A ello hay que añadirle que existen medios de comunicación de masas muy interesados en que esto siga así, en poder tener el control sobre una serie de sujetos pasivos que no llegan ni a plantearse si lo que les están ofreciendo les interesa o no, les conviene o no. En ese aspecto, por muy modernos que nos creamos, no estamos tan alejados del concepto de ‘pan y circo’ del que presumía el Gobierno romano para controlar a sus ciudadanos.

Romper con esa alienación y crear sujetos críticos, activos y conscientes: participativos; es tarea de la educación. Ello me ha recordado la lectura que realicé el curso pasado del libro ‘Summerhill’, sobre la escuela inglesa fundada en 1921 por Alexander Sutherland Neill. Pese a tener una filosofía un tanto radical sobre las libertades de los niños y sus métodos pedagógicos, lo cierto es que hacía hincapié en la necesidad de crear un entornor apropiado y un interés para que se pueda llevar a cabo un correcto aprendizaje. Delegar las tareas de educación paternas o maternas en la televisión o los videojuegos ‘porque es lo que le gusta al niño/a’ no es otra cosa que desentenderse de su responsabilidad fundamental.


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